“Yo el
soneto compuse que así empieza, por honra principal de mis escritos…” escribía
Cervantes de este poema con estrambote (con versos añadidos, en este
caso el último terceto) al comienzo del capítulo
cuarto del Viaje del Parnaso.
Era frecuente la construcción de arquitecturas efímeras, levantadas
(tan rápidamente como después se demolían) para celebrar las ocasiones festivas
o para destacar las funestas. En este caso se trata de la muerte de Felipe II
en 1598. Se construyó entonces en la catedral sevillana un enorme monumento
funerario que Cervantes pudo contemplar
y del que se conserva el grabado de la imagen.
Sus sensaciones se nos presentan
a través de un típico procedimiento de distanciamiento cervantino: un diálogo
dramatizado entre dos personajes marginales, un soldado y un matón, que elogian
sin medida el túmulo y asienten ante las hipérboles, respectivamente. Muy
significativo resulta el mutis teatral del último verso en el queda patente la
vacuidad del cenotafio y el desencanto tamizado de ironía de Cervantes, herido
de guerra al servicio del rey difunto para
no recibir a la postre ninguna recompensa.
Al túmulo del rey Felipe II en Sevilla.
«¡Voto a Dios1 que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla2!
Porque ¿a quién no suspende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?
y que diera un doblón por describilla2!
Porque ¿a quién no suspende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?
Por Jesucristo vivo, cada pieza 5
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.
Apostaré que el ánima del muerto,
por gozar este sitio, hoy ha dejado 10
la gloria donde vive eternamente».
por gozar este sitio, hoy ha dejado 10
la gloria donde vive eternamente».
Esto oyó un valentón y dijo: «Es cierto
cuanto dice voacé3, señor soldado,
y el que dijere lo contrario miente».
cuanto dice voacé3, señor soldado,
y el que dijere lo contrario miente».
Y luego, incontinente4, 15
caló el chapeo5, requirió la espada6,
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
caló el chapeo5, requirió la espada6,
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
1Voto a Dios: juramento “usado entre gente inconsiderada y
fanfarrona” (Covarrubias). 2describilla: describirla. 3voacé: abreviatura chulesca de “vuestra merced”, fórmula de
tratamiento entre iguales similar a nuestro “usted”. 4incontinente: de inmediato. 5caló el chapeo: se puso el sombrero. 6requirió la espada: comprobó que
estuviera ajustada en su sitio.
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