"Kubla Khan, o la visión de un sueño"
1.- Exponga el contenido del fragmento y relaciónelo con la totalidad de la obra.
La voz poética presenta al lector dos visiones. La primera, el relato de la construcción del palacio ordenada por Kubla Khan, así como la descripción del mismo y su entorno; la segunda, la aparición de una doncella vinculada a la creación poética. Ambas visiones se ambientan en un oriente antiguo y mágico.
Las dos primeras partes describen el área de Xanadú, donde Kubla Khan mandó construir un palacio sin igual. Se trata, por tanto, de una topografía en la que abundan imágenes sensoriales: a un lado está el palacio con los bosques artificiales, cuevas de hielo y jardines; en el lado opuesto, lo natural: colinas, bosques, cavernas, fuente... El círculo perfecto que representan las murallas está dividido por el río. Kubla Khan, que representa el poder absoluto en ese mundo lejano y desconocido, crea ese paraíso en emulación del poder divino. La visión pacífica de Kubla Khan está acompañada por el ruido tumultuoso del río que se hunde en un mar sin sol (¿la muerte, como en Jorge Manrique?) que se opone a las cavernas donde se origina el río, el canal por donde se abre paso la nueva vida. El río parece representar el elemento destructivo, los impulsos primordiales del hombre hacia la guerra, es decir, lo contrario de la perfección creadora del palacio (y en medio del estruendo, oyó Kubla, lejanas, / las voces de otros tiempos, augurio de la guerra). La creación de Khan contiene energías opuestas, lo que puede controlar el hombre y es producto de su mente y lo que no puede controlar, como los impulsos subconscientes o el deseo de vida o la muerte.
En Xanadú, Kubla Khan
se hizo construir un
espléndido palacio de recreo:
allí donde el Alfa, el río
sagrado, corría
por cavernas inmensurables
para el hombre,
hacia un mar sin sol.
Dos veces cinco millas de
suelo fértil
se cercaron de muros y
torres:
había jardines que
resplandecían con arroyos sinuosos,
y donde florecían muchos
árboles del incienso,
había bosques, tan viejos
como las colinas
que envolvían prados verdes y
soleados.
Mas, oh ¡aquella sima
romántica y profunda que sesgaba
la verde colina a través de
un manto de cedro!
¡Un lugar salvaje! ¡Tan santo
y encantado
como cualquiera donde, bajo la
luna menguante, se apareció
una mujer, lamentándose por
su amado demonio!
Y de esta sima, que hervía en
incesante estruendo,
igual que si respirase la
tierra con resuellos hondos y agitados
brotó en un momento un
poderoso manantial:
en mitad de cuya repentina e intermitente
explosión
saltaron enormes fragmentos,
como granizo que rebota
o como el grano al separarse
de la paja bajo el mayal del trillador:
y en medio de las danzantes
rocas, de súbito y para siempre,
surgió en un momento el río
sagrado.
Formando meandros durante
cinco millas, con laberíntico curso
discurría el río sagrado, a
través de bosques y valles,
alcanzaba luego las cavernas
inmensurables para el hombre,
y se hundía tumultuoso en un
océano sin vida:
¡y en medio de ese tumulto,
Kubla oyó a lo lejos,
voces ancestrales que
profetizaban guerra!
La sombra del palacio de
recreo
flotaba en mitad de las olas,
donde se oía la cadencia
mezclada
del manantial y las cuevas.
¡Era un milagro de rara
invención,
un soleado palacio de recreo
con cuevas de hielo!
Una muchacha con un
dulcémele,
vi, cierta vez, en una
visión:
era una doncella abisinia
y, tocando su dulcémele,
cantaba acerca del monte
Abora.
Si pudiera revivir dentro de
mí
su armonía y su canción,
me llenaría de tan profundo
deleite,
que, con música alta y
prolongada,
construiría ese palacio en el
aire,
¡aquel palacio soleado,
aquellas cuevas de hielo!
Y cuantos escucharan los
verían aparecer,
y todos exclamarían:
¡Cuidado, cuidado!
¡Sus ojos refulgen, su
cabello flota!
Tejed un círculo a su
alrededor tres veces,
y cerrad los ojos con temor
santo,
pues él se ha alimentado de
rocío de miel,
y ha bebido la leche del Paraíso…
(Traducción de Arturo Agüero
Herranz)
1.- Exponga el contenido del fragmento y relaciónelo con la totalidad de la obra.
La voz poética presenta al lector dos visiones. La primera, el relato de la construcción del palacio ordenada por Kubla Khan, así como la descripción del mismo y su entorno; la segunda, la aparición de una doncella vinculada a la creación poética. Ambas visiones se ambientan en un oriente antiguo y mágico.
Las dos primeras partes describen el área de Xanadú, donde Kubla Khan mandó construir un palacio sin igual. Se trata, por tanto, de una topografía en la que abundan imágenes sensoriales: a un lado está el palacio con los bosques artificiales, cuevas de hielo y jardines; en el lado opuesto, lo natural: colinas, bosques, cavernas, fuente... El círculo perfecto que representan las murallas está dividido por el río. Kubla Khan, que representa el poder absoluto en ese mundo lejano y desconocido, crea ese paraíso en emulación del poder divino. La visión pacífica de Kubla Khan está acompañada por el ruido tumultuoso del río que se hunde en un mar sin sol (¿la muerte, como en Jorge Manrique?) que se opone a las cavernas donde se origina el río, el canal por donde se abre paso la nueva vida. El río parece representar el elemento destructivo, los impulsos primordiales del hombre hacia la guerra, es decir, lo contrario de la perfección creadora del palacio (y en medio del estruendo, oyó Kubla, lejanas, / las voces de otros tiempos, augurio de la guerra). La creación de Khan contiene energías opuestas, lo que puede controlar el hombre y es producto de su mente y lo que no puede controlar, como los impulsos subconscientes o el deseo de vida o la muerte.
En la última parte, la voz poética
aparece como creadora de prodigios y portadora de un
tesoro de gran valor: el lenguaje. Recrea una visión donde una
muchacha cantaba al monte Aboré, lugar de
creación perfecta. Si la voz poética pudiera revivir dentro de sí
la música de la doncella, podría
recrear el
palacio del placer y se
convertiría en un visionario. Pero la visión del poeta no es solo
privada, sino
que se convierte en un encantamiento colectivo con el poeta como centro
en el proceso de construirse mediante el poder mental de introspección y
reconstrucción del mundo externo. Oye las voces ancestrales que vienen
del
origen y que traen las tradiciones y por último bebe la leche del
paraíso y néctar de miel, el alimento de los dioses. Se presenta así la
paradoja del acto de
creación con el lamento del poeta que en un sueño visionario elabora
el poema perfecto, pero cuando despierta, lo olvida y
pierde su oportunidad de expresar algo del orden divino. El sueño
permanecerá cerrado para todos mientras no sea llevado al plano del
lenguaje por el
relato.
2.- Analice las características formales del fragmento.
2.- Analice las características formales del fragmento.
La
fuerza expresiva de Coleridge se basa en la potencia de sus
imágenes oníricas, así como en el ritmo musical de la
composición, a partir de versos que no se
ajustan a un patrón métrico definido, aunque predominan los versos
largos, de arte mayor. La descripción se realiza mediante
la
acumulación de oraciones introducidas por la conjunción –y- (and
en el original), lo que constituye
al tiempo una anáfora y un polisíndeton. Para ilustrar la descripción recurre a símiles (como granizo que rebota /o como el grano al separarse
de la paja; ); campos semánticos de la naturaleza (bosques, arroyos, colinas, prados, ríos) y de la arquitectura (palacio, muros, torres, cúpula); bien acompañados de una selección adjetivos evocadores (espléndido, sinuosos, romántica, ancestrales) y de oraciones de relativo (que sesgaba / la verde colina; colinas / que envolvían prados). Remata esta evocación de este imposible palacio con una paradoja y un oxímoron (un soleado palacio de recreo
con cuevas de hielo) que se reformulará en la última parte (aquel palacio soleado,
aquellas cuevas de hielo) en una estructura bimembre que se utiliza también más abajo (Sus ojos refulgen, su cabello
flota). El texto presenta variación de tiempos verbales, desde los
pretéritos perfectos de la narrración a los imperfectos de la
descripción, a los condicionales de la última parte.
3.- Comente la producción literaria del autor con especial atención a la obra seleccionada. "Kubla Khan, o la visión de un sueño", se publicó por primeraa vez en 1816, acompañado de un prefacio en prosa donde el autor describe el proceso de composición y cómo estos versos vinieron de un ensueño producido por el opio. Había estado leyendo antes una historia en que Kubla Khan – un antiguo Kan mongol-- dirigía la construcción de un nuevo palacio. Explica que mientras dormía tuvo una visión fantástica en la que compuso unos 200 o 300 versos. Cuando se despertó escribió las dos primeras partes, luego fue interrumpido y no pudo recordar. Se piensa que la última estrofa que habla de la doncella Abisinia fue escrita tras la interrupción. Samuel Taylor Coleridge (1772 –1834) redactó la primera versión de este poema en 1798. El autor fue, junto a William Wordsworth, el líder del movimiento romántico en su país. Ambos poetas procedían de la región delos lagos al norte de Inglaterra, por lo que se les conoce como poetas “laguistas”. En Cambridge, donde estudió entre 1791 y 1794, desarrolló una ideología revolucionaria en el plano político y religioso. En colaboración con Robert Southey planeó la fundación de una comunidad regida por principios democráticos (Pantisocracia), proyecto que nunca llevarían a la práctica.
Su amistad con
Wordsworth se tradujo en la colaboración de ambos en un volumen de Baladas líricas
(1798), que se convirtió
en un hito de la poesía romántica inglesa; ese libro contenía los
primeros grandes
poemas de la escuela romántica, como por ejemplo la “Balada
del
viejo marinero”. Se trata del viejo marinero que retiene a otro, que iba
a una
boda, para contarle las penalidades padecidas en una nave en la que
mueren y
enloquecen todos sus tripulantes tras haber matado el marinero protagonista a un albatros. Su poesía es un preludio de lo que
luego será
el Surrealismo, sobre todo en el poema “Kubla Khan”, una visión alucinada que parece proceder del subconsicente , y en el poema
“Desánimo:
una oda”, un
quejumbroso
análisis de sentimientos al más puro estilo romántico de 1802. También escribió los destacados poemas “Christabel”, sobre una joven noble que cae bajo el sortilegio de una bruja, “Helado a
medianoche” y “El ruiseñor”. Junto a Wordsworth en el mismo 1798 emprendió un viaje
por la
Europa continental del que regresó en 1800. Entre
1808 y 1819 dictó su famosa serie de conferencias sobre literatura y filosofía (durante este periodo Coleridge escribió también sobre religión y teoría
política. En 1816 Coleridge se instaló en la residencia londinense de un
médico admirador suyo, donde escribió su principal obra en
prosa, Biographia Literaria (1817),
una serie de disertaciones y notas autobiográficas sobre diversos temas, entre las que destacan sus
observaciones literarias.
Coleridge,
adicto al opio para aliviar el reumatismo, murió en 1834 en Londres. Sus
contemporáneos lo alabaron por su criterio europeo, y hoy en día se le
considera un poeta lírico y un crítico
literario de primer orden. Su teoría de la poesía produjo una de las ideas
centrales de la estética romántica: la imaginación poética como elemento
mediador entre las diversas culturas modernas. Sus temas poéticos abarcan desde
lo sobrenatural hasta lo cotidiano. Junto a Wordsworth y el poeta alemán Novalis (el autor de los Himnos de la Noche fue contemporáneo y coetáneo suyo 1772-1801), se les debe considerar los fundadores del Romanticismo poético. Su influencia en la generación posterior del Romanticismo inglés fue muy destacada. El mismo Lord Byron se encargó de publicar el poema que acabamos de comentar en 1817.
4.- Sitúe al autor en su contexto literario e histórico. Se conoce con el término Romanticismo el movimiento cultural que se opone a los principios característicos de la Ilustración. La crisis de los seguros valores tradicionales, la despersonalización del individuo dentro de la nueva sociedad industrial, el auge del materialismo y la tecnificación conducen a dos actitudes opuestas: el rechazo de la nueva sociedad (sea añorando un pasado perdido, sea forjando mundos ideales) o la reivindicación de un progreso más acentuado que permita configurar una nueva sociedad en la que tengan cabida la fantasía, la espiritualidad, la libertad y la justicia (buen ejemplo es la Pantisocracia de Coleridge). El movimiento romántico creía en la superioridad de los sentimientos y exaltaba las emociones, prefiriendo la pasión a la razón. Aunque los orígenes del Romanticismo hay que buscarlos en el siglo XVIII en la filosofía y la cultura alemanas (el movimiento llamado Sturm und Drang), pronto caló en la juventud europea, especialmente en la inglesa, de final de siglo. Esta generación veía en la Revolución Francesa un modelo a seguir, consideraba la libertad un valor esencial, buscaba la emancipación del individuo y rechazaba la vida profesional burguesa y mostró un gran interés por la naturaleza, el marco que permitía al individuo reencontrarse, despertar sus sentidos y expresar sus sentimientos. Por encima de la razón, sintió interés por explorar el ámbito de la subjetividad, fuente de un conocimiento inexplorado, a veces a partir del consumo de alguna droga, como es el caso de este poema, visión de un sueño motivado por el opio. Igualmente característico del espíritu romántico es el gusto por ambientar sus obras lejos del propio tiempo y espacio que les tocó vivir. El romántico busca la evasión a épocas pasadas y lugares remotos (en nuestro poema, el lejano Oriente en la época medieval). Esta sensibilidad prerromántica se manifiesta bien pronto en Inglaterra con los poetas laguistas, Wordsworth y Coleridge. Influidos por los anteriores, los poetas de la segunda generación reciben el nombre de poetas satánicos o rebeldes; forman parte de ella dos grandes figuras de la lírica inglesa: Lord Byron (1788-1824), el poeta más carismático del movimiento, menos por su poesía que por su atractivo personal; y Percy Bysshe Shelley (1792-1822). Por razones cronológicas se adscribe a esta a John Keats (1795-1821), autor de la "Oda a un ruiseñor" y "Oda a una urna griega", a pesar de que su actitud vital fue menos revolucionaria. En Europa, destacaron autores como Victor Hugo en Francia, Giacomo Leopardi en Italia y José de Espronceda en España.
4.- Sitúe al autor en su contexto literario e histórico. Se conoce con el término Romanticismo el movimiento cultural que se opone a los principios característicos de la Ilustración. La crisis de los seguros valores tradicionales, la despersonalización del individuo dentro de la nueva sociedad industrial, el auge del materialismo y la tecnificación conducen a dos actitudes opuestas: el rechazo de la nueva sociedad (sea añorando un pasado perdido, sea forjando mundos ideales) o la reivindicación de un progreso más acentuado que permita configurar una nueva sociedad en la que tengan cabida la fantasía, la espiritualidad, la libertad y la justicia (buen ejemplo es la Pantisocracia de Coleridge). El movimiento romántico creía en la superioridad de los sentimientos y exaltaba las emociones, prefiriendo la pasión a la razón. Aunque los orígenes del Romanticismo hay que buscarlos en el siglo XVIII en la filosofía y la cultura alemanas (el movimiento llamado Sturm und Drang), pronto caló en la juventud europea, especialmente en la inglesa, de final de siglo. Esta generación veía en la Revolución Francesa un modelo a seguir, consideraba la libertad un valor esencial, buscaba la emancipación del individuo y rechazaba la vida profesional burguesa y mostró un gran interés por la naturaleza, el marco que permitía al individuo reencontrarse, despertar sus sentidos y expresar sus sentimientos. Por encima de la razón, sintió interés por explorar el ámbito de la subjetividad, fuente de un conocimiento inexplorado, a veces a partir del consumo de alguna droga, como es el caso de este poema, visión de un sueño motivado por el opio. Igualmente característico del espíritu romántico es el gusto por ambientar sus obras lejos del propio tiempo y espacio que les tocó vivir. El romántico busca la evasión a épocas pasadas y lugares remotos (en nuestro poema, el lejano Oriente en la época medieval). Esta sensibilidad prerromántica se manifiesta bien pronto en Inglaterra con los poetas laguistas, Wordsworth y Coleridge. Influidos por los anteriores, los poetas de la segunda generación reciben el nombre de poetas satánicos o rebeldes; forman parte de ella dos grandes figuras de la lírica inglesa: Lord Byron (1788-1824), el poeta más carismático del movimiento, menos por su poesía que por su atractivo personal; y Percy Bysshe Shelley (1792-1822). Por razones cronológicas se adscribe a esta a John Keats (1795-1821), autor de la "Oda a un ruiseñor" y "Oda a una urna griega", a pesar de que su actitud vital fue menos revolucionaria. En Europa, destacaron autores como Victor Hugo en Francia, Giacomo Leopardi en Italia y José de Espronceda en España.
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