En la Francia de la segunda mitad del siglo XIX una burguesía tan laboriosa como
ambiciosa se había consolidado como la clase social más potente tras las
revoluciones liberales que habían dado paso a
los sucesivos períodos de la Monarquía constitucional (1830), la II
República (1848) y el Segundo Imperio de
Napoleón III (1852). El Romanticismo, dominante en la poesía durante la primera
mitad del siglo XIX, como todas las tendencias literarias duraderas, daba
muestras de agotamiento a mediados de siglo. Si los novelistas se empezaron a
dedicar a la observación realista del mundo en el ámbito de la novela (el
Realismo de Balzac y Flaubert), la poesía
también buscó nuevos temas y vías de expresión. En Francia surgieron
movimientos (parnasianismo, simbolismo) y poetas (Baudelaire, Verlaine, Rimbaud,
Mallarmé) que abrieron una nueva etapa:
la modernidad poética. Otro autor innovador surgió en los Estados Unidos: Walt
Whitman.
La revista de los parnasianos |
El parnasianismo surgió
como una reacción contra el exceso de sentimentalismo de la
poesía romántica de Victor Hugo. Dio nombre al movimiento una revista poética
llamada El Parnaso contemporáneo (tres tomos entre 1866 y 1876). Figuraban
en ellas múltiples poetas entre los que destaca
Charles Leconte de Lisle (Poemas antiguos). Buscaban desmarcarse
de los románticos con una poesía despersonalizada, formalista, de estilo muy
cuidado, cuyos temas tendían al
esteticismo, bajo el lema de “L'art pour l'art” (“El arte por el arte”).
Figura clave en la evolución de la poesía fue Charles Baudelaire
(1821-1867), quien formó parte temporalmente del movimiento parnasiano. Sin
embargo, su poesía participó también de la sensibilidad romántica y anticipó
la posterior poesía simbolista e incluso las vanguardias del siglo XX. Buen
conocedor de la tradición poética (usó con maestría el verso alejandrino), de
ella partió para abrirse paso hacia la modernidad, concepto acuñado por
él en 1859 para expresar lo que caracteriza al artista, es decir, la
facultad de ver en la gran ciudad unos valores estéticos sin
descubrir hasta ese momento y transformarla en el nuevo escenario de la
poesía. Por una parte, la ciudad burguesa
muestra su fealdad y su suciedad, pero, al tiempo, esa masa urbana en la que se diluye el
solitario anonimato del individuo permite al poeta, convertido en flâneur, perderse caminando para
intentar encontrarse a sí mismo (véase "El crepúsculo matutino"). Por
ello se le considera el fundador de la tradición poética contemporánea.
Su estilo abandona la idea del exclusivo arrebato de la inspiración, tan
romántica, y se perfecciona con una técnica depurada, una elaboración
cuidada que da lugar a precisos símiles y metáforas. Su poesía bascula, además,
entre la religiosidad y el pecado;
la belleza y la fealdad, lo artificial y lo natural. Igualmente introdujo
el gusto por lo extraño, lo malsano, ya que el mal está en el hombre como la
fealdad en el mundo.
Baudelaire hacia 1862 |
Huérfano de padre desde muy niño,
Baudelaire nunca aceptó el segundo matrimonio de su madre con un militar. Expulsado
del internado, decidió llevar una vida de
dandismo y de bohemia, plena de lujos y placeres, por lo que su padrastro
le hizo embarcar para un largo viaje en barco, pero regresó a París a mitad de
camino. De vuelta, se dedicó a gastar la
fortuna heredada de su padre con prostitutas y amantes, hasta que de nuevo su padrastro puso su dinero bajo tutela
para que el poeta no lo malgastara. Obligado a trabajar, se dedicó a la crítica
de arte y a la traducción de las obras de Poe. En 1857 apareció su
obra cumbre, Las flores del mal,
condenada por “ultraje a la moral pública y a las buenas costumbres” (por el
mismo fiscal que denunció a Flaubert por Madame Bovary). Sus últimos años los pasó en Bélgica, donde
fracasó al intentar ganarse la vida dando conferencias. En 1861 publicó Los paraísos artificiales, y en
1864 El spleen de París. La sífilis, contraída durante sus años de
bohemia, le fue provocando cada vez más problemas de salud hasta su muerte en
un hospital, mudo y paralítico, en 1867. Póstumamente se editaron Los
pequeños poemas en prosa.
Portada con anotaciones de Baudelaire |
Las Flores del mal (Les Fleurs du mal) es la colección que recoge
su producción poética en verso, unos 150 poemas escritos desde 1840 hasta su primera edición (1857, segunda de
1862). Dedicada a Teóphile Gautier (poeta romántico que evolucionó al
parnasianismo y compañero del autor en el “Club des Hashischins”), tras un
primer poema introductorio dirigido “A l lector”, en el que busca su
complicidad, se abre el cuerpo de la obra, dividida en varios apartados. El
primero Spleen e ideal, con
más de ochenta poemas, expresa el conflicto entre la tediosa y fea realidad que
provoca el hastío, el spleen o esplín,
y las ansias de belleza artística y vital. En los casi veinte poemas de Cuadros parisienses, la ciudad y
sus habitantes más miserables se convierten en ejes de su poesía, frente a los
paisajes de los románticos, abriendo
paso a la modernidad. El vino
dedica cinco poemas a esa bebida considerada liberadora, un refugio tras sus
fracasadas aspiraciones ideales, complementario del mundo de vicio y lujuria
presentado en el apartado Flores del
mal. Por último, en Rebelión
la voz del poeta alcanza un tono satánico contra Dios, o el padre que nunca
encontró, mientras que en La muerte, reconoce en esta la única esperanza
de salvación y liberación.
El simbolismo, fue un
movimiento iniciado entre 1880 y 1890 (Moreas
escribió su manifiesto en 1886) como una escisión del parnasianismo.
La literatura simbolista intenta utilizar el lenguaje literario como
instrumento de conocimiento que, a través de los símbolos, intenta captar
lo que los sentidos no perciben. Los poetas simbolistas prefieren la sugerencia y la alusión a las afirmaciones precisas,
buscan la musicalidad y las sensaciones
de color. El movimiento simbolista reacciona contra los valores del
materialismo de la sociedad industrial, reivindicando la búsqueda interior.
Se considera precursor del mismo a Baudelaire y sus principales
representantes a Paul Verlaine y Arthur Rimbaud, los poetas malditos (denominación de
Verlaine por su vida escandalosa), que fecundarían el modernismo español.
Verlaine, en su mundo. |
Paul Verlaine (1844-1896), tras una juventud bohemia, se había
convertido en un padre de familia burgués, pero en 1872 abandonó todo para
seguir al adolescente Rimbaud, de quien se hizo amante y al que acabó hiriendo
de un disparo. Buen discípulo de Baudelaire, tras salir de la cárcel, su vida
transcurrió entre la literatura y los excesos. Las aportaciones más importantes
de su obra son la defensa de la musicalidad como esencia misma de la poesía, el
sentido del coloquialismo lírico y un cierto tono de vaguedad melancólica (“nada
de poses, nada que pese”). En 1866 publicó su primer libro, Poemas
saturnianos, que revela la influencia de Baudelaire, al que
siguieron Fiestas galantes (1869),
en el que describe un universo irreal y elegante, y su famosa Romanzas sin palabras
(1874), casi un diario de su aventura con Rimbaud.
Rimbaud |
Por su parte, Arthur Rimbaud (1854-1891), poeta
genial y superdotado, escribió todos sus versos siendo adolescente, hasta
cumplir los veinte años, cuando dejó la literatura definitivamente. A pesar de
su edad, había asimilado y superado los movimientos anteriores. Con Baudelaire
como modelo, afirmó que el poeta debe hacerse “vidente”, por medio de un
“largo, inmenso y racional desarreglo de todos los sentidos”. En su obra destacan
poemas como “Ofelia”, “El barco ebrio” o “Los pobres en la iglesia”. Como
Baudelaire, también escribió prosa poética, recogida en Una temporada en el infierno (1873), un testimonio de su vida
espiritual, e Iluminaciones (1874),
imitada entre otros por Alejandro Sawa (modelo de Max Estrella en Luces de bohemia). Por último, cabe citar a Stephane Mallarmé (1841-1898) más
ordenado en su vida personal (por lo que no se le incluye entre los malditos) y
autor de gran influencia posterior (fue antecedente claro de las vanguardias).
Su obra Verso y prosa representa la culminación y al mismo tiempo
la superación del simbolismo con poemas como “Herodíada” y “La siesta
de un fauno”.
Hacia finales de siglo se abre
paso en Europa el término Decadentismo, una corriente estética
que se caracteriza por el refinamiento y la melancolía de autores como el
italiano D´Annunzio. Especial interés mostraron por la decadencia final de épocas
históricas: el bizantinismo (época final del Imperio Romano en Oriente) y el
alejandrinismo (final del esplendor cultural griego). Para concluir, la modernidad poética
en Estados Unidos se abre con el poeta Walt Whitman, cuyos poemas se publicaron
bajo el título de Hojas de hierba (primera edición de 1855, aunque la fue ampliando).
Cantor de América y de sus gentes, quiso alcanzar la plenitud
mediante el amor a la naturaleza y el panteísmo. Se adelantó a su tiempo creando un verso largo sin rima (versículo),
con un ritmo propio a base de repetición léxica y sintáctica.
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