sábado, 7 de mayo de 2016

Tema 15.- Las vanguardias europeas. El Surrealismo.



INTRODUCCIÓN, CONTEXTO HISTÓRICO Y CARACTERÍSTICAS GENERALES
El nombre de Literaturas de Vanguardia fue acuñado para designar a una serie de inquietudes artísticas que se sitúan en la “avanzadilla” cultural del momento durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Este traumático conflicto cambió el mapa europeo, deshizo imperios como el austrohúngaro, provocó revoluciones como la comunista en Rusia y propició el ascenso de ideologías totalitarias, como el fascismo (el siglo XX, se acepta comúnmente, comenzó de verdad tras el conflicto). Así se comprende el discurrir agitado del periodo "de entreguerras" (1918-1939), que coincide precisamente con el momento de mayor actividad de las vanguardias. La mencionada Gran Guerra condicionó además personalmente a muchos de los protagonistas de las vanguardias, bien porque la hicieron (André Breton), bien porque murieron en o por consecuencias derivadas de ella (Guillaume Apollinaire), bien porque fueron desertores del conflicto, como el dadaísta Tristan Tzara. La guerra agudizó también la negación de la moral y los valores anteriores (el honor, la religión, la patria o la familia), así como de su anticuada visión del arte.
El vanguardismo pretendió la construcción de una nueva cultura y, aunque no fue una tendencia unitaria, sí existió una conciencia de grupo dentro de los distintos movimientos. Todos ellos compartían el deseo de crear un arte radicalmente nuevo y que rompiese definitivamente con el realismo, considerado un reflejo de la sociedad burguesa. Características comunes fueron el internacionalismo, frente al nacionalismo del XIX; el antitradicionalismo o desprecio a los temas y formas de la tradición, en pos del continuo cambio, la diferencia, la novedad y de los  referentes de los nuevos tiempos (las máquinas, el deporte, el humor); la deshumanización, frente al sentimentalismo; y la espontaneidad, frente a la elaboración.Para ello, las vanguardias se valdrán de varias herramientas: el humor, útil para desmitificar y desdramatizar; la metáfora audaz; el culto a la imagen y a la libertad absoluta del artista, llevada hasta el extremo, por ejemplo, de romper con la lógica o con los idiomas conocidos. Finalmente se apoyaron en una relación de dependencia entre distintas artes: la pintura invade la lírica, la letra llega a los cuadros, el pensamiento determina la plástica, etc. El cine, como arte nuevo y amalgama de distintas artes, adquirió gran importancia. 

LAS VANGUARDIAS EN EUROPA: PRINCIPALES MOVIMIENTOS
Los movimientos de vanguardia fueron fundamentalmente europeos. Sus pautas se marcaron desde Francia (sobre todo desde París),  Alemania, Italia y la Suiza neutral de la guerra (Zurich).

El Futurismo puede considerarse la primera vanguardia. Comenzó en 1909, cuando su fundador, el italiano Marinetti, publicó en París el primer manifiesto definiendo el movimiento, alentado por un espíritu rompedor, pleno de optimismo y vitalidad, y caracterizado por el odio a la inteligencia a favor de la intuición y la ruptura con el pasado y sus convenciones culturales. Como técnicas, defendieron la destrucción absoluta de la sintaxis y la puntuación, así como la alteración de la tipografía. Destacan en este movimiento su dinamismo, su rebelión frente a lo académico; sus llamadas al riesgo; su sentido de la modernidad y defensa de la máquina (“Un automóvil de carreras es más bello que la Victoria de Samotracia”); y sus ataques a la moralidad imperante.


Caligrama sobre la torre Eiffel
El Cubismo, surgido en la artes plásticas en torno a 1907, se manifestó literariamente con Guillaume  Apollinaire desde 1913. Si en la pintura suponía la descomposición de la realidad en líneas geométricas, el Cubismo literario también deshace la realidad, para recomponerla libremente, mezclando conceptos, imágenes, frases captadas al azar. A eso se añaden especiales disposiciones tipográficas de los versos, formando imágenes visuales, que integraban diferentes artes. Así se explican  el género literario del caligrama (pintura + literatura) y el pictórico del collage (pintura + escultura + literatura). Apollinaire, descubridor de Picasso, sistematizó los principales rasgos del cubismo literario, que luego llevaría a la práctica en Alcoholes (1913), y sobre todo en sus Caligramas (1918), conjunto de poemas visuales en los que la linealidad del verso desaparece en favor de una tipografía que recuerda el objeto mencionado. Son unos poemas hechos para la lectura, incluso para la contemplación, y no para ser escuchados.


Urinario presentado por Duchamp como "La fuente"
El Dadaísmo surgió en Zurich en 1916, cuando artistas como el poeta rumano Tristan Tzara, comenzaron a reunirse en un bar luego llamado Cabaret Voltaire, con el  fin de lanzar "los más estridentes panfletos […] y para rociar adecuadamente con lejía y burla la hipocresía dominante". Los dadaístas querían acabar con el arte y con la noción misma de literatura. El mismo nombre no significaba nada: "Encontré la palabra dadá en el diccionario Larousse", diría Tzara, aunque existen posteriores interpretaciones de  sus significados (el primitivismo, el primer sonido que dice el niño,…). De esa explicación surgió uno de sus puntos básicos: el azar contra la lógica utilizado como elemento creativo.  Surgirían así la revista Dadá y el Manifiesto Dadá (1918). En sus obras, se valían de collages, grabados, esculturas, pinturas, fotomontajes  y todo tipo de objetos que hoy "reciclados" (el famoso urinario de Duchamp de 1917). También dejó la escritura automática y los poemas abstractos, basados únicamente en el sonido (Hugo  Ball: "O gadji beri bimba glandridi laula lonni cadori…"). 

El Creacionismo lo inició en París el poeta chileno Vicente Huidobro. Para este movimiento el poema será un objeto autónomo (“Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol”). Así el poeta cultivará el juego del azar de las palabras y una imagen que no se basa en la comparación entre dos realidades: estas se aproximan de modo gratuito o en virtud de una relación arbitraria que el poeta “crea” entre ellas. En su poema Altazor, la búsqueda de un nuevo lenguaje deriva en la pérdida absoluta de la función referencial en el mismo en su último canto.

El Surrealismo surge en Francia en torno a 1920 en torno a André Bretón y a un importante grupo de artistas residentes en París: Louis Aragon, Paul Eluard, y los españoles Luis Buñuel y Salvador Dalí (estos últimos autores de la película Un perro andaluz, 1929). El surrealismo no pretendió ser solamente una opción artística. Por un lado, los surrealistas buscan liberar al ser humano de sus propias represiones. En este aspecto, entroncan con la teoría del psicoanálisis de Freud. Pero también pretendieron una liberación de la represión que sobre el hombre ejerce la sociedad burguesa. En esta tendencia, el surrealismo se relacionará con el marxismo.  Para liberar al ser humano de las represiones, los surrealistas se valieron de una serie de técnicas concretas: escritura automática, reseña de sueños, liberación del lenguaje mediante metáforas, en las que se asocian términos que no tienen relación aparente. Con ello los surrealistas buscaron llamar la atención del subconsciente, más que de la razón. Por todo lo dicho, debe considerarse el surrealismo como un movimiento que rehumaniza el arte deshumanizado de las vanguardias, es la última vanguardia, que cierra un periodo y supone la vuelta a temas existenciales, religiosos y sociales. 

    Varios rasgos principales destacan del Surrealismo, el más significativo de toda la época vanguardista.  En su nombre (acuñado por el cubista Apollinaire en 1917), se pretendía acceder a la verdadera esencia de la realidad y del pensamiento, libre este de toda sujeción racional y de toda preocupación estética o moral. Un universo nuevo interesa al surrealismo: el onírico (del sueño) donde la realidad se manifiesta con toda su irracionalidad. A ella se acercarán con la técnica con la escritura automática, basada en el azar, con el fin de liberar ideas, asociaciones y palabras. En consonancia con el rechazo de una visión descriptiva de la realidad, surge el concepto de “lo maravilloso” (merveilleux), que tendrá después su importancia a la hora de formular poéticas como la del "realismo mágico", o la de "lo real-maravilloso" (elaborada por el cubano Carpentier en los años 40). También se interesarán por los mitos, entendidos como símbolos. Para Breton, los mitos eran los verdaderos conectores entre lo real y lo suprarreal, la llave de paso entre el subconsciente individual al subconsciente colectivo. Así se entiende el interés por el folklore y otras formas de creación colectiva. Otros recursos destacados serían el uso de imágenes perturbadoras, la presencia de profecías, el humor negro y la crueldad (como vías contrarias al sentimentalismo) y la alusión a objetos surrealistas, todos ellos perceptibles en Un perro andaluz.

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