domingo, 18 de octubre de 2015

Ejemplo de comentario de texto


Decamerón de Boccaccio (jornada I, novela tercera). 

-Señor mío, la cuestión que me proponéis es fina, y para poder deciros lo que pienso de ella querría contaros el cuentecillo que vais a oír. Si no me equivoco, me acuerdo de haber oído decir muchas veces que hubo una vez un hombre grande y rico que, entre las otras joyas más caras que tenía en su tesoro, tenía un anillo bellísimo y precioso al que, queriendo hace honor por su valor y su belleza y dejarlo perpetuamente a sus descendientes ordenó que aquel de sus hijos a quien, habiéndoselo dejado él, le fuese encontrado aquel anillo, que se entendiese que él era su heredero y debiese ser por todos los demás honrado y reverenciado como a mayorazgo, ya que a quien fue dejado por éste guardó el mismo orden con sus descendiente e hizo tal como había hecho su predecesor. Y, en resumen, este anillo anduvo de mano en mano de muchos sucesores y últimamente llegó a las manos de uno que tenía tres hijos hermosos y virtuosos y muy obedientes al padre por lo que amaba a los tres por igual. Y los jóvenes, que conocían la costumbre del anillo, deseoso cada uno de ser el más honrado entre los suyos, cada uno por sí, como mejor sabían, rogaban al padre, que era ya viejo, que cuando sintiese llegar la muerte, a él le dejase el anillo. El honrado hombre, que por igual amaba a todos, no sabía él mismo elegir a cuál debiese dejárselo y pensó, habiéndoselo prometido a todos, en satisfacer a los tres: y secretamente a un buen orfebre le encargó otros dos, los cuales fueron tan semejantes al primero que el mismo que los había hecho hacer apenas distinguía cuál fuese el verdadero; y sintiendo llegar la muerte, secretamente dio el suyo a cada uno de sus hijos. Los cuales, después de la muerte del padre, queriendo cada uno posesionarse de la herencia y el honor, y negándoselo el uno al otro, como testimonio de hacerlo con todo derecho, cada uno mostró su anillo; y encontrados los anillos tan iguales el uno al otro que cuál fuese el verdadero no sabía distinguirse, se quedó pendiente la cuestión de quién fuese el verdadero heredero del padre, y sigue pendiente todavía. Y lo mismo os digo, señor mío, de las tres leyes dadas a los tres pueblos por Dios padre sobre las que me propusisteis una cuestión: cada uno su herencia, su verdadera ley y sus mandamientos cree rectamente tener y cumplir, pero de quién la tenga, como de los anillos, todavía está pendiente la cuestión.

Los jóvenes narradores, por Winterhalter.



1.- Exponga el contenido del fragmento y relaciónelo con la totalidad de la obra.

 El texto, que relata la historia de los tres anillos, es una breve narración incluida dentro  de uno de los cuentos que configuran  la jornada I del Decamerón.  Recordemos que Boccaccio construye su obra alrededor de los relatos que 10 jóvenes (tres muchachos y siete muchachas pertenecientes a la burguesía rica y cultivada de Florencia), se cuentan entre ellos cuando se resguardan en una casa de campo para huir de los estragos que causa la peste en su ciudad. Con el fin de entretenerse, se imponen el juego de relatar cada uno un cuento a lo largo de cada día de encierro. De esta suerte, en diez días (deca, «diez», hemera, «día») se narran cien cuentos. Cada jornada va presidida por aquel o aquella que es elegido rey o reina del día y cuenta con el privilegio de imponer el tema en el que se centrarán los relatos. Durante la primera jornada, a la que pertenece el texto comentado, hay libertad en el tema y los cuentos son de carácter tradicional o anecdótico. En el relato que nos ocupa, Melquisedec, rico prestamista hebreo, se salva de una trampa que le tiende Saladino, sultán de Babilonia, que quiere que le haga un préstamo, respondiendo de modo agudo a la difícil pregunta de cuál de las tres religiones (judía, cristiana e islámica) es la verdadera. Él las compara con tres anillos idénticos, dejados por un hombre rico a sus tres hijos, pues no quiere legar a uno solo la herencia del original. Así, podemos decir que dentro del conjunto de la obra, este breve relato funcionaría, en un primer nivel de lectura, a modo de  cuento tradicional, de naturaleza  didáctica, que posee una moraleja implícita que ofrece una enseñanza y un ejemplo de comportamiento; pero, al mismo tiempo, en un segundo nivel, serviría al autor para abordar una cuestión más general de carácter religioso.   

2. Analice las características formales del fragmento: su técnica narrativa y sus recursos expresivos.  

El fragmento analizado es una breve narración que se incluye, a su vez,  dentro de otra, lo que reproduce una de los artificios estructurales característicos de la obra: la "historia dentro de la historia". Uno de los personajes del cuento narrado por uno de los personajes protagonistas de la obra, el judío Melquisedec, es quien relata, a su vez, este cuento a otro personaje del cuento que funciona dentro del relato como narratario explícito (Saladino, aludido en el fragmento como "señor"). A pesar de quela narración está marcada por una finalidad didáctica y que la defensa de una tesis marca el texto (predominando así la idea sobre la acción), el estilo, el modo en que este didactismo se plasma, permite que el relato adquiera, como otros semejantes dentro  de la obra, un valor artístico intrínseco que va más allá de su contenido doctrinal. No en vano, podemos decir que el Decamerón es la primera obra maestra de la prosa europea moderna y que  Boccaccio, que recreó en su obra la "novella", la anécdota o el cuentecillo en lengua toscana, demuestra las posibilidades literarias de esta lengua vernácula frente al latín predominante.   El texto, que ofrece un léxico sencillo, suprime, de manera inteligente, los detalles marginales o accidentales y se centra en el meollo narrativo; al fin y al cabo, como hemos dicho, se trata de poner una anécdota al servicio de una idea. Así, son notas predominantes del cuento: la atemporalidad y la  falta de ubicación concreta del relato: “…hubo una vez un hombre grande y rico”, “…este anillo anduvo de mano en mano de muchos sucesores y últimamente llegó a las manos”; así como, la esquematización de los personajes, quienes únicamente son presentados a través de algunos datos acerca de su personalidad “…de uno que tenía tres hijos hermosos y virtuosos y muy obedientes al padre por lo que amaba a los tres por igual”. Podemos decir, para finalizar, que los hechos, que ofrecen un orden claro y dinámico, son presentados a través de un estilo sencillo, sin artificios, muy adecuado a la hora de transmitir una enseñanza que recoge  el gusto de la sociedad prerrenacentista del momento  por la inteligencia y la astucia, pero que al mismo tiempo se relaciona con la  finalidad provechosa, instructiva propia de la tradición de los “exempla” (que veremos también, por referirnos a una obra del ámbito hispano, en El conde Lucanor), a la que el cuento nos remite.   

3.     Comente la producción literaria del autor con especial atención a la obra seleccionada.  
A lo largo de su vida, Boccaccio escribió diversas obras en italiano que servirán de inspiración para otros autores humanistas, de entre ellas  podemos destacar la  Elegía de Madonna Fiammetta (1344), el Corbaccio (1354), una violenta sátira antifemenina (muy contraria en intención que mostrará el Decamerón) o Filostrato (1338), de tema pastoril. También escribió una vida de Dante, con un comentario de la Divina Comedia, y varias obras eruditas, científicas y poéticas en latín, por ejemplo De Claris Mulieribus (1360-1374).  El Decamerón, que empezó en 1348 y terminó en 1353, y a la que, como ya hemos dicho,  pertenece el texto comentado,  es, no obstante, su obra más importante y una de las obras maestras de la literatura universal. Se trata de un amplio  conjunto de cuentos, cien en total; pero que supera el género de las colecciones de cuentos medievales por su gran modernidad. Para engarzar estas cien historias, Boccaccio, sigue una técnica heredada de la tradición oriental: parte de una historia-marco  y de un narrador principal (como Sheherezade en Las Mil y una noches) que, a lo largo de varias jornadas, va encadenando las historias que componen el texto. Así, nos cuenta que  la peste  golpea Florencia en 1348 provoca que un grupo de diez jóvenes (siete mujeres y tres hombres) se refugien, huyendo de la plaga, en una villa en las afueras de Florencia. Durante diez días y para distraerse, cada miembro del grupo cuenta diariamente una historia, lo que supone un total de cien historias. Además, cada uno de los diez personajes será rey o reina uno de los días, lo que le permitirá elegir los temas de las narraciones. Por medio de esta sencilla técnica, Boccaccio pretende dotar a su obra de una cohesión interna de la que carecían las obras narrativas de su tiempo: se trata de un paso más hacia la creación de la novela moderna. Recordemos que los que hoy entendemos por novela es un texto de gran extensión con una estructura bien definida, coherente, con sentido unitario, que desarrolla por lo general un argumento de principio a fin. El Decamerón no desarrolla realmente un argumento unitario y carece de la cohesión de una novela, pero Boccaccio, consciente de las carencias de la narrativa de su tiempo, hace un esfuerzo por ir más allá de la mera recopilación de cuentos e historias, por ello las cien narraciones que componen la obra cuentan con un hilo conductor, unas características comunes,  unos personajes y un ambiente que aportan cierta apariencia de unidad. De forma general, podemos decir que el Decamerón anticipa lo que será la literatura renacentista, pues se ocupa sobre todo de aspectos humanos, frente al predominio de los teológicos y religiosos de la etapa anterior. El propio Boccaccio, en la introducción a la jornada IV, expone esta nueva mentalidad al defender opiniones referentes a la defensa del erotismo como algo natural, la libertad artística, el derecho a la literatura escrita en italiano vulgar y en prosa o la aceptación de la imperfección del mundo como algo natural.  En este sentido, podemos afirmar que aunque el cuento analizado aborda una cuestión de orden religioso, lo hace de manera subsidiaria, ya que es la inteligencia humana lo que verdaderamente se establece como eje temático: lo importante es el modo en que el judío Melquisedec evita, gracias a su agudeza, la peligrosa trampa que Saladino le ha tendido. De manera que podemos decir que el tema del cuento analizado resulta acorde con la generalidad de unos relatos profanos, a tono con esa mentalidad burguesa que, como hemos señalado, subyace en la obra.   

4.  Sitúe al autor en su contexto histórico-literario  

    La obra de Boccaccio tiene lugar en la encrucijada entre la Edad Media y el Renacimiento. Aunque sus escritos todavía poseen muchos rasgos propios del Medievo, el autor del Decamerón inaugura, junto con Dante y Petrarca,  el Renacimiento para la literatura europea. Si bien el lenguaje y el estilo de Boccaccio aún distan mucho del equilibrio, la armonía, que junto a la búsqueda espiritual,  son los rasgos más sobresalientes del Renacimiento, nuestro autor pertenece ya, sin duda, a la nueva era tanto en lo que se refiere a sus intereses  como por su mentalidad: Boccaccio, en sus escritos, de un laicismo evidente, se interesa por el hombre, su conducta, su modo de habitar en sociedad; sus vicios y virtudes; sus inquietudes e imperfecciones.  Por otro lado, el esmero con que el autor trecentista cuida la lengua toscana no es sino un rasgo más del creciente humanismo que invade Italia y, desde ésta, poco después a Europa entera. La Edad Media toca a su fin y el teocentrismo cede ante el antropocentrismo; la mentalidad se vuelve más crítica y racional; por todas partes surgen voces que claman por una renovación de las costumbres, los ideales, las relaciones sociales, las ciencias y el conocimiento. Boccaccio es un claro exponente del Humanismo pues estudia a los clásicos y se apropia de su forma de ver el mundo; goza con la sensualidad de los viejos escritos y la repite en sus propios textos, cargados de vitalidad y goces sensoriales. Pero además, Giovanni Boccaccio ataca o ridiculiza, como pocos,  los vicios de la Iglesia y con ellos la forma de ver el mundo que ha dominado la época medieval, defendiendo un moderno modo de vivir, hecho a la medida del ser humano y su mundo.

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