Los orígenes del Romanticismo hay que
buscarlos en el siglo XVIII, sobre todo en la filosofía y la cultura alemanas. Se produce allí un movimiento
llamado Sturm und Drang (tempestad y empuje). Se designa con este nombre a una
corriente a la vez política y literaria de la segunda mitad del siglo XVIII,
nacida como respuesta al racionalismo ilustrado. El Sturm und Drang
destacaba la superioridad de los sentimientos y exaltaba las emociones,
prefiriendo la pasión a la razón; como movimiento contestatario propio de
escritores jóvenes, se rebelaba contra las autoridades alemanas y los príncipes
que dirigían el país. Veía en la Revolución Francesa un modelo a seguir
y consideraba la libertad y los derechos humanos como valores esenciales.
Buscaba la emancipación del individuo y rechazaba la vida profesional
burguesa, así como sus valores morales. Inspirándose en Jacques Rousseau,
mostró un gran interés por la naturaleza, el marco que permitía al
individuo reencontrarse, despertar sus sentidos y expresar sus sentimientos con
mayor libertad.
Esta
sensibilidad prerromántica se manifiesta bien pronto en Inglaterra y, con mayor o menor intensidad, se extiende por toda
Europa. Las peculiares circunstancias históricas y políticas que atraviesa España durante la primera mitad del
siglo XIX son las que explican el tardío desarrollo que el movimiento romántico
tiene en la literatura española.
Algunos rasgos característicos del Romanticismo son
los siguientes:
1. Irracionalismo: se niega que la razón explique por
completo la realidad. El mundo es, en su esencia, un misterio; ya no hay
certezas absolutas y no sirven las respuestas tradicionales a los interrogantes
que la realidad ofrece.
2. Subjetivismo: si
la razón tiene sus límites, son necesarias otras formas de conocimiento, que
para los románticos son la intuición, la imaginación y el instinto.
3. Idealismo: el romántico siente predilección por
lo absoluto, por lo ideal. El choque entre sus anhelos y la realidad prosaica
produce en el artista romántico un hondo desengaño y un hastío vital que lo
llevan a rebelarse contra las normas morales, sociales, políticas y religiosas.
4. Individualismo: el artista romántico tiene una
conciencia aguda y dolorosa de la propia personalidad, de ser distinto a los
demás, y afirma constantemente ese yo frente a todo lo que le rodea. Es un
genio dedicado por entero a la creación: la obra de arte es el resultado de un
momento de inspiración que refleja la valía de su autor.
El caminante sobre el mar de nubes (Caspar David Friedrich) |
6. Naturaleza dinámica: el artista romántico representa la
Naturaleza en forma dramática, en movimiento y con preferencia por la
ambientación nocturna. La naturaleza se identifica con los estados de ánimo del
creador.
7. Nacionalismo: se forja el concepto de pueblo como entidad a la que pertenecen
individuos que comparten una serie de rasgos comunes: lengua, costumbres,
folclore, leyes…De ahí el interés por conocer lo que tiene de particular el
espíritu de cada nación.
EL ROMANTICISMO ALEMÁN
A. JOHANN CHRISTOPH FIEDRICH VON SCHILLER
Schiller (1759-1805) nació en
Marbach amb Neckar (Alemania). Estudió en una escuela militar y llegó a ser
médico como su padre, cargo que abandonó al ser arrestado por haber asistido al
estreno de su primera obra teatral, Los
bandidos. Enfermo y perseguido por razones políticas, llevó una vida
errática y miserable: se estableció en Jena, donde conoció a Goethe; este le
consiguió una plaza de profesor de Historia sin sueldo en la Universidad. En
1799 se trasladó a Weimar, donde murió en 1805. Schiller creó el teatro nacional alemán moderno. Es autor de Los bandidos, Don Carlos, y Guillermo
Tell. Solo las primeras piezas de Schiller pueden considerarse
prerrománticas, ya que más tarde su teatro evolucionó hacia el Neoclasicismo.
Las obras de Von Schiller presentan conflictos
del alma, la cual, al seguir los impulsos más nobles, entra en discordia
con el universo. Tiene tendencia a los efectos escénicos, que a veces lo
acercan a la ópera, y utiliza un estilo retórico; muchas de sus obras recurren
a una ambientación histórica, si
bien la realidad no queda plasmada de forma fidedigna, sino que está al
servicio de las ideas revolucionarias y subversivas que defiende.
B. JOHANN WOLFGANG GOETHE
Goethe en su madurez |
Goethe
(1749-1832) es un autor difícil de clasificar: no se puede etiquetar como
neoclásico ni como romántico, ya que en realidad representó todas las
corrientes y no quiso estar adscrito a ninguna.
Nació en 1749 en Frankfurt am Main, en una
familia burguesa que poseía una gran biblioteca. En 1765 se fue a Leizpig a
estudiar Derecho, pero enfermó y regresó a Frankfurt, donde mantuvo un reposo
de 2 años. En 1770 se trasladó a Estrasburgo, continuó sus estudios de Derecho
y los amplió con asignaturas de Medicina e Historia. En 1775 se marchó a Weimar
y allí dedicó 10 años a participar en la vida pública y científica. Más tarde,
en 1789, se estableció en Roma, donde
inició una etapa de madurez estéticamente neoclásica. Murió en 1832.
La etapa prerromántica de Goethe
está representada, sobre todo, por Los
sufrimientos del joven Werther una novela publicada en 1774 con la que
alcanzó una enorme popularidad. Sin embargo, su gran obra es el Fausto, tragedia publicada en dos partes
(1808 y 1832, respectivamente).
b.1. Los sufrimientos del joven Werther: La
mayor parte de la acción está contada en forma de cartas que el joven
Werther escribe a su amigo Wilhelm. El protagonista es un joven que no sabe qué
hacer con su existencia y que se marcha de la ciudad para huir del mundo
burgués. Allí se pasea por la naturaleza para dibujarla, ya que se considera
artista. Un día es invitado a un baile, donde conoce a una joven llamada
Charlotte (Lotte), hija de un personaje distinguido. La muchacha, desde la
muerte de su madre cuida de sus hermanos. Werther sabe que Charlotte está
comprometida con Albert, pero eso no le impide enamorarse inmediatamente de ella.
Finalmente, Werther acaba con su vida (el impacto de este libro se manifestó
socialmente en una oleada de suicidios).
b.2. Fausto: En la primera parte, Fausto, un hombre mayor y de
conocimientos enciclopédicos, pacta con el diablo Mefistófeles para alcanzar
la eterna juventud a cambio de entregarle su alma. Seduce así a la bella
Margarita (Gretchen), quien acaba muriendo a causa de la propia actuación de Fausto. En la segunda parte, más tardía y compleja, tiene relaciones en Grecia con Helena y
muere al caer en un foso que le ha puesto Mefistófeles. Su alma es conducida,
no obstante, al cielo, puesto que al final se ha esforzado por hacer el bien.
Esta obra plantea algunas cuestiones de gran profundidad filosófica, como la
juventud eterna, la libertad, la salvación a través del eterno femenino, las
relaciones entre el bien y el mal o los límites de la naturaleza humana.
Goethe también escribió poesía (Elegías romanas);
novela (Las
afinidades electivas) y teatro (Torcuato Tasso).
Texto tomado del blog de Literatura Universal del IES Tirso de Molina
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