viernes, 11 de noviembre de 2011
La lírica griega
Como soy consciente de lo que os cuesta entender mi letra y no hemos podido leer ningún poema en clase, amplío aquí la información sobre ese primer eslabón de la cadena que es la lírica griega (ya, ya sé que la épica es más antigua).
La mujer de la imagen que en acitud pensativa parece estar a punto de pergeñar un poema tiende a identificarse con Safo de Lesbos (c. 600-? a.C.), sobre la que abunda la información en la red (http://instantesdeficcion.com.ar/Inmortales/Safo.htm).
Su fama como poetisa en Grecia hizo que Platón se refiriera a ella dos siglos después de su muerte como la décima musa. Nació en la isla de Lesbos, probablemente en Mitilene. Los fragmentos que hoy conservamos de sus poemas indican que Safo enseñó su arte a un grupo de mujeres jóvenes, con las que mantuvo una estrecha relación. En el siguiente poema recuerda en tono elegiaco a una de esas jóvenes.
Amor, que el pecho mío
continamente agita,
es dulce y es impío,
y es más que una avecita
volátil y ligero.
¡Ay! de su dardo fiero,
¿quién consiguió victoria?
Renueva, amada mía,
renueva la memoria
de cuando Atis ardía,
tu dulce amor odiaba
y a Andrómeda estimaba.
El poeta Anacreonte (mediados del siglo VI a.C., es decir, una generación posterior a Safo), afirmaba, en referencia a este grupo, que Safo sentía un amor sexual por las mujeres; de ahí proceden los términos lesbianismo y safismo, que aluden a la homosexualidad femenina.
En cuanto a Anacreonte (en griego Ἀνακρέων) fue un poeta griego nacido en la ciudad jónica de Teos, situada en la costa de Asia Menor (actualmente Turquía), más o menos en la época de la muerte de Safo de Lesbos. Se supone que su vida discurrió entre los años 572 y 485 a. C. http://es.wikipedia.org/wiki/Anacreonte.
Su lírica, de tono hedonista, refinado y decadente, canta los placeres del amor (tanto de hombres como de mujeres) y el vino, y rechaza la guerra y el tormento de la vejez. El amor para Anacreonte es algo fundamentalmente sensual, fugaz y pasajero, por lo que sus composiciones sobre ese tema suelen ser breves. Ha pasado a la posteridad como el poeta de los banquetes.Sus poemas fueron copiados e imitados en época más tardía: le fueron asignados a él en su totalidad aunque en la actualidad se supone que no son suyos. A este compendio de poemas se le llama Anacreónticas.
Como muestra, el siguiente botón:
¿A qué me instruyes en las reglas de la retórica?
Al fin y al cabo, ¿a qué tantos discursos
que en nada me aprovechan?
Será mejor que enseñes a saborear
el néctar de Dionisios
y a hacer que la más bella de las diosas
aun me haga digno de sus encantos.
La nieve ha hecho en mi cabeza su corona;
muchacho, dame agua y vino que el alma me adormezcan
pues el tiempo que me queda por vivir
es breve, demasiado breve.
Pronto me habrás de enterrar
y los muertos no beben, no aman, no desean.
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