Allá va un ejemplo más nacido de la pluma de Quevedo, en el que además se entrecruzan otros motivos como el vanitas (la vanidad de la vida), la muerte igualadora que ya nos aparecía en Manrique y el llamado cotidie morimur , es decir, la idea de que cada día vivido implica una pequeña muerte: ¿podéis señalar en qué versos de este soneto aparece enunciado?
¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!
¡Qué mudos pasos traes, oh Muerte fría,
pues con callado pie todo lo igualas!
Feroz, de tierra el débil muro escalas,
en quien lozana juventud se fía;
mas ya mi corazón del postrer día
atiende el vuelo, sin mirar las alas.
¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte!
¡Que no puedo querer vivir mañana
sin la pensión de procurar mi muerte!
Cualquier instante de la vida humana
es nueva ejecución con que me advierte
cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.
¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!
¡Qué mudos pasos traes, oh Muerte fría,
pues con callado pie todo lo igualas!
Feroz, de tierra el débil muro escalas,
en quien lozana juventud se fía;
mas ya mi corazón del postrer día
atiende el vuelo, sin mirar las alas.
¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte!
¡Que no puedo querer vivir mañana
sin la pensión de procurar mi muerte!
Cualquier instante de la vida humana
es nueva ejecución con que me advierte
cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.